Salimos del aeropuerto dirección el Hierro con Binter en el único vuelo que hacen a diario, a la 13:20... una hora mala ya que perdíamos más de medio día... aún así queríamos rodar esa misma tarde pero eramos conscientes de que quizás no tuviéramos demasiado tiempo.
Tomamos tierra en el Hierro a eso de las 14:30, y aún teníamos que recoger el coche de alquiler, almorzar, llegar al Hotel, montar las bicis... la cosa no pintaba demasiado bien para rodar esa tarde...
Comimos en Valverde, cerca del aeropuerto, en un asador donde, como fue costumbre en nuestra vista, nos trataron divinamente... un 10 para los Herreños!!
Del restaurante pitando al hotel... Elegimos el Parador del Hierro que quizás por su ubicación no fue la elección idónea aunque todo fue muy improvisado y finalmente estaba de lujo...quizás de repetir trataría de buscar una de las tantas casas rurales que nos ofrece esta isla.
Tras instalarnos en el hotel y montar las bicis contactamos con David Chinea que si bien no nos podia acompañar ese día, si que nos dio las indicaciones oportunas para que lo pudiéramos hacer nosotros. Gracias una vez más David!!
La ruta era una sencilla ya que no disponíamos de mucho tiempo, discurría por la zona conocida como "El Canal" hasta la playa de "Arenas Blancas".
La ruta de poco mas de 30 Km no revestía ninguna dificultad pero arrancamos con el handicap de empezar demasiado retrasados... ya eran más de las 6 de la tarde...
La ruta comienza en Frontera por pista en muy buen estado salpicada de tramos de gravilla y picon durante 10 Km. Luego una larga bajada por carretera hasta la costa por donde rodaremos un buen rato hasta llegar a la entrada de Arenas Blancas.
Ahí bajaremos por pista hasta la misma orilla donde tomaremos un serpenteante sendero paralelo a la marea durante un par de kilómetros.
Durante estos kilómetros podremos apreciar de primera mano el efecto erosivo del mar sobre las rocas volcánicas de la zona que salpican esta costa de multitud de "monumentos" naturales.
El sendero a medida que avanza se va poniendo más y más abrupto llegando a una zona donde se nos hace imposible seguir rodando y tenemos que caminar unos cientos de metros, lo cual nos retrasa bastante... acabamos el sendero en un mirador donde la noche amenaza con hacer acto de presencia con mucho camino aún por desandar hasta el punto de origen.
Desde el mirador tomamos una pista corta hasta la carretera por donde regresamos hasta la entrada de Arenas Blancas para luego desandar sobre nuestros pasos hasta el punto de origen.
La nota de aventura del día la puso el hecho de que apenas abandonamos la carretera a falta de 10 km por pista para llegar a nuestro destino calló totalmente la noche quedándonos totalmente a oscuras con la salvedad de una pequeña luz que portaba Emiliano con la que tuvimos que apañarnos, no sin bastantes problemas, para llegar hasta Frontera.
Ya una vez en Frontera, junto al coche, pudimos respirar hondo y empezamos a pensar en lo que nos aguardaría al día siguiente...
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